Leo estos días varios artículos sobre el turismo del futuro, nuevas tendencias y estrategias comerciales. En muchos de ellos se habla de calidad, marketing on/off, sinergias de coste cero y un sinfín de jerga empresarial, pero hay varias palabras recurrentes que no dejo de leer… innovación y sentidos. A simple vista son dos palabras más, pero el caso es que son las bases o estandartes de presente y futuro…
¿Qué es lo que debemos de hacer para entrar a competir en mercados maduros?
INNOVACIÓN, darle vueltas a ideas, pensamientos, por muy descabellados que sean.
¿Cómo innovamos en el mercado?
Transmitiendo, indagando en lo sensorial, haciendo aflorar lo más profundo del ser.
¿Cómo se consigue en una bodega?
Lo primero que debemos de destacar es que el vino es un placer exigente. Tiene un ciclo de vida largo y minucioso. Características de la tierra en donde se siembra la uva, clima. Absolutamente todo influye en su sabor, una atención exquisita que augure una buena añada. Un cariño como el que proporcionamos a nuestros seres queridos.
Muchas son las características que simulan nuestra vida: el vino puede ser alegre o sobrio como un amigo, joven o maduro como nosotros mismos, o simplemente profundo como una conversación trascendental. El vino puede ser español, francés o de California….
El vino comienza a transmitir desde que lo vemos embotellado en la bodega. Las suaves curvas, una etiqueta que denota su procedencia, que nos incita a un mensaje sobre su sabor. Es aquí cuando comienza el viaje, el viaje de los sentidos.
El clímax de la sensación nos llega cuando lo servimos en esa copa especial que tenemos en la vitrina, juegos de luces y sombras que aprecian el suave color. Un primer contacto con nuestra boca, percibiendo los años en barrica y terminando con un rastro en nuestras papilas gustativas. Si nos ha gustado, lo comentamos con nuestros amigos y familiares, una sensación que nos queda en el recuerdo…..
Esta puede ser una buena base para «querer» innovar, si lo entendemos llevamos más de medio viaje recorrido.
CASO DE ÉXITO
Muchas son las empresas que empiezan a introducirse en el mundo de los sentidos. Crean departamentos específicos, estudian minuciosamente el mercado…
Pero me voy a centrar en una de las que más impacto produce en España.
“La cena de los sentidos”
Casi todos los sentidos es una empresa que se ocupa de realizar eventos de los sentidos, más concretamente una cena. Pero no una cena corriente… ojos vendados, música para cada escena, personas que te dan a probar comida en función del ambiente…un bombardeo de imágenes completamente sin visión.
Inspirado en la novela de Boris Vian “El amor es ciego” viajaremos por el mundo del gusto, tacto, viajaremos por nuestro ser.
¿Una ópera en Milan? ¿Un viaje en barco con esa sensación de cosquilleo en el estómago?¿Descansar en el seno materno sin haber nacido?
Recordad que todo es posible con la magia de la INNO-MAGINACIÓN
Christian Shepherd
Leo estos días varios artículos sobre el turismo del futuro, nuevas tendencias y estrategias comerciales. En muchos de ellos se habla de calidad, marketing on/off, sinergias de coste cero y un sinfín de jerga empresarial, pero hay varias palabras recurrentes que no dejo de leer… innovación y sentidos. A simple vista son dos palabras más, pero el caso es que son las bases o estandartes de presente y futuro…
¿Qué es lo que debemos de hacer para entrar a competir en mercados maduros?
INNOVACIÓN, darle vueltas a ideas, pensamientos, por muy descabellados que sean.
¿Cómo innovamos en el mercado?
Transmitiendo, indagando en lo sensorial, haciendo aflorar lo más profundo del ser.
¿Cómo se consigue en una bodega?
Lo primero que debemos de destacar es que el vino es un placer exigente. Tiene un ciclo de vida largo y minucioso. Características de la tierra en donde se siembra la uva, clima. Absolutamente todo influye en su sabor, una atención exquisita que augure una buena añada. Un cariño como el que proporcionamos a nuestros seres queridos.
Muchas son las características que simulan nuestra vida: el vino puede ser alegre o sobrio como un amigo, joven o maduro como nosotros mismos, o simplemente profundo como una conversación trascendental. El vino puede ser español, francés o de California….
El vino comienza a transmitir desde que lo vemos embotellado en la bodega. Las suaves curvas, una etiqueta que denota su procedencia, que nos incita a un mensaje sobre su sabor. Es aquí cuando comienza el viaje, el viaje de los sentidos.
El clímax de la sensación nos llega cuando lo servimos en esa copa especial que tenemos en la vitrina, juegos de luces y sombras que aprecian el suave color. Un primer contacto con nuestra boca, percibiendo los años en barrica y terminando con un rastro en nuestras papilas gustativas. Si nos ha gustado, lo comentamos con nuestros amigos y familiares, una sensación que nos queda en el recuerdo…..
Esta puede ser una buena base para «querer» innovar, si lo entendemos llevamos más de medio viaje recorrido.
CASO DE ÉXITO
Muchas son las empresas que empiezan a introducirse en el mundo de los sentidos. Crean departamentos específicos, estudian minuciosamente el mercado…
Pero me voy a centrar en una de las que más impacto produce en España.
“La cena de los sentidos”
Casi todos los sentidos es una empresa que se ocupa de realizar eventos de los sentidos, más concretamente una cena. Pero no una cena corriente… ojos vendados, música para cada escena, personas que te dan a probar comida en función del ambiente…un bombardeo de imágenes completamente sin visión.
Inspirado en la novela de Boris Vian “El amor es ciego” viajaremos por el mundo del gusto, tacto, viajaremos por nuestro ser.
¿Una ópera en Milan? ¿Un viaje en barco con esa sensación de cosquilleo en el estómago?¿Descansar en el seno materno sin haber nacido?
Recordad que todo es posible con la magia de la INNO-MAGINACIÓN
Christian Shepherd