La revista de La Rioja Alta, S.A. entrevista a Manuel Romero, Director de DINAMIZA
Una reflexión sobre la evolución del turismo del vino en España
Más fortalezas y oportunidades que debilidades y amenazas, aunque no se puede generalizar
En su número de otoño, la Revista de La Rioja Alta, S.A. el magazine de una de los grupos bodegueros emblemáticos de nuestro país (cuyo vino 890 ha sido elevado este año como cuarto mejor vino del mundo en el Top de Wine Spectator) y miembro de la Asociación de Bodegas del Barrio de la Estación de Haro, entrevistó a Manuel Romero, Director de DINAMIZA para recabar su opinión sobre la evolución del enoturismo en España. A continuación, replicamos la entrevista realizada.
P. ¿Qué diagnóstico general realiza del momento actual del enoturismo en España?
R. Veo más fortalezas y oportunidades que debilidades y amenazas. Los destinos más consolidados, cuentan ya con una trayectoria de más de 30 años lo que ha permitido afianzar su oferta, contar con un mejor enfoque de mercado y evolucionar hacia las necesidades de una demanda cada día más exigente.
Se han realizado inversiones muy importantes en las bodegas, algunas cuentan con equipos de enoturismo muy bien preparados y, en general, podríamos afirmar que este turismo ha dejado de ser un reto para empezar a convertirse en un factor muy importante en su construcción de marca e incluso en la cuenta de resultados.
Las administraciones públicas y otras instituciones, como los Consejos Reguladores, también han impulsado planes para estimular este turismo y, como consecuencia, el sector ha experimentado una evolución muy positiva, tanto cuantitativa como cualitativamente. Contamos con más bodegas abiertas, mayor cohesión y cooperación en el sector y, en definitiva, destinos más atractivos y rutas más sólidas.
Como aspectos más negativos, podríamos hablar de los distintos niveles de desarrollo de las bodegas y también de destinos que difícilmente pueden replicar el éxito de regiones como Rioja, Ribera del Duero o Jerez que no cuentan con esa tradición y cultura, ni con bodegas, alojamientos o restaurantes suficientemente atractivos y preparados para conseguir posicionarse en los mercados.
Lo que es evidente, es que nos encontramos en un momento de oportunidad, de diversificar nuestro modelo turístico de país y podríamos dar un importante salto cualitativo si nuestras instituciones se comprometieran en mayor medida con el enoturismo y las bodegas realizaran también una apuesta más firme y profesional.
P. ¿Qué aspectos positivos destacaría del último estudio sobre la demanda turística publicado por Rutas de Vinos de Españahace unas semanas?
R. En general, estos estudios anuales nos confirman la una evolución positiva del sector. Por un lado, el Informe de Visitantes a bodegas y museos del vino nos indica que en los últimos diez años se ha experimentado un crecimiento anual superior a dos dígitos, y por otro, el informe que caracteriza la demanda, nos indica que el visitante pernocta en mayor medida en las rutas del vino y que no sólo las elige para escapadas de puente o fines de semana, sino que incluso se plantea viajar a ellas en sus vacaciones estivales. Esta cuestión nos ha sorprendido muy gratamente y cada vez nos encontramos con un mayor número de familias que visitan en verano las rutas del vino. También se está realizando un gasto más elevado en el destino, alcanzando un valor medio de 161,9€ / día, cuestión que nos confirma que el enoturista gasta mucho más que cualquier otro tipo de turista, y esto lo hace porque el producto claramente tiene un mayor valor que en otros destinos, con el beneficio del efecto económico tan importante que se produce en las zonas vitivinícolas.
P. Entre las conclusiones también hay recomendaciones de mejora, como el desarrollo de propuestas para llegar a un público más joven.
R. Sí, somos conscientes que el público más joven no es el más significativo todavía y en este sentido tenemos que continuar haciendo un esfuerzo todos los agentes implicados. En general podríamos decir que es una asignatura pendiente para todo el sector, no sólo para el enoturismo, pero en lo que a éste se refiere, tenemos la necesidad de crear actividades mucho más divertidas, más cercanas y entendibles, huyendo de tecnicismos, y proponer actividades centradas en la música, la naturaleza e incluso más sociales, en definitiva más acordes a los intereses de los más jóvenes.
P. No sabemos vendernos bien. Esta máxima habitual al hablar del vino español, ¿es aplicable a nuestro potencial enoturístico?
R. Sí, en cierto modo puede existir un cierto paralelismo. No en vano, no hace tanto que muchas bodegas no cobraban las visitas. Así, no sólo no estaban vendiendo, sino que estaban regalando su producto y lógicamente se producían tensiones dentro de la propia bodega porque no salían los números. Hemos de tener en cuenta que una bodega que abre sus puertas a los visitantes, debe contar con un equipo especializado que hable diversos idiomas y esté perfectamente formado, instalaciones adecuadas, excelentes vinos, limpieza, jardinería, etc. Afortunadamente, se está valorizando el producto, las bodegas son conscientes de que están ofreciendo una experiencia que tiene un gran valor para la demanda y se cobra un precio mucho más coherente. Los destinos también están mejor preparados, las empresas cooperan, se cuenta con numerosos atractivos y eventos y es indudable que se está valorizando el producto enoturístico, al igual que el vino. Teniendo la certeza de contar con un buen producto, cada día lo vendemos mejor.
P. Otra frase habitual: vista una bodega, vistas todas. ¿Tenemos o vendemos un producto demasiado homogéneo?
R. Si, la sensación general es esa, casi todas las bodegas han ofrecido una visita en la que se muestra el proceso de elaboración finalizando con la degustación de 1 o 2 vinos. Y lógicamente ha hecho que el turista no quiera visitar un mayor número ya que no quiere escuchar el mismo rollo. De hecho, el enoturista en España visita de media de 1,94 bodegas / viaje. Por tanto, en este aspecto tenemos un gran margen de crecimiento.
No obstante, las bodegas están haciendo un esfuerzo importante por diferenciar su propuesta, llevando al turista a viñedos singulares, encontrando elementos de autenticidad en su historia, invirtiendo en innovación, desarrollando nuevas experiencias y las propuestas turísticas también empiezan a diferenciarse, existiendo bodegas que generan un importante efecto llamada y provocándose el efecto deseado de «yo quiero vivir esa experiencia». Por ejemplo, es imposible ser un aficionado al mundo del vino y no querer viajar a Rioja y una vez allí, visitar el Barrio de la Estación y sus bodegas emblemáticas y, por ejemplo, descubrir los jardines, la sala de barricas y los vinazos de algunas bodegas como la vuestra.
P. Tuvo la oportunidad de disfrutar en primera persona de la última edición de La Cata del Barrio de la Estación. ¿Qué valoración realiza de la experiencia vivida?
R. Me parece un evento fascinante y muy bien organizado que ningún winelover puede perderse. Yo al menos repetiré. Tener la posibilidad de visitar en un mismo día 7 bodegas increíbles, que ya están preparadas habitualmente, pero que en los días del evento se preparan de un modo especial, conocer en cada una sus elementos singulares, degustar 14 vinazos y 7 platillos elaborados por cocineros con estrellas Michelin, un postre exquisito, etc…. El ambiente era formidable, las calles parecían una fiesta, la animación muy buena, los jardines de las bodegas estaban preciosos, el personal muy amable… Es un evento increíble.
P. ¿Qué nos falta para alcanzar el reconocimiento internacional de otros grandes epicentros enoturísticos como Napa Valley, la Toscana…?
R. ¿Quién nos dice que el Barrio de la Estación no sea uno de los mejores destinos enoturísticos del mundo? Yo pienso que Rioja tiene que seguir siendo Rioja, con sus particularidades, que son muchas, y entre ellas sus bodegas centenarias y por supuesto, este barrio único que, gracias a La Cata del Barrio de la Estación se está posicionando mejor aún. Es un barrio excepcional dentro de un gran destino vitivinícola que es Rioja y, a su vez, dentro un país turístico líder en el mundo como es España. Con carácter general tendemos a ensalzar otros destinos del mundo, pero cuanto más viajo y conozco lo que se hace fuera, más me gusta mi país y pienso que en enoturismo no tenemos nada que envidiar. Cada vez tenemos más turistas internacionales que vienen ex profeso a descubrir nuestras bodegas, procedentes de países muy lejanos. El crecimiento del mercado americano está siendo espectacular. Por tanto, estamos en el camino adecuado. Esto no significa que no tengamos que mejorar, tenemos mucho por hacer aún, necesitamos creérnoslo y apostar de verdad, institucional y empresarialmente, tener mayor cohesión y apostar por la excelencia en el servicio. Quizás sea un buen momento para subir los estándares de calidad y también para hacer una promoción mucho más orientada a los públicos que realmente estamos buscando.
La revista de La Rioja Alta, S.A. entrevista a Manuel Romero, Director de DINAMIZA
Una reflexión sobre la evolución del turismo del vino en España
Más fortalezas y oportunidades que debilidades y amenazas, aunque no se puede generalizar
En su número de otoño, la Revista de La Rioja Alta, S.A. el magazine de una de los grupos bodegueros emblemáticos de nuestro país (cuyo vino 890 ha sido elevado este año como cuarto mejor vino del mundo en el Top de Wine Spectator) y miembro de la Asociación de Bodegas del Barrio de la Estación de Haro, entrevistó a Manuel Romero, Director de DINAMIZA para recabar su opinión sobre la evolución del enoturismo en España. A continuación, replicamos la entrevista realizada.
P. ¿Qué diagnóstico general realiza del momento actual del enoturismo en España?
R. Veo más fortalezas y oportunidades que debilidades y amenazas. Los destinos más consolidados, cuentan ya con una trayectoria de más de 30 años lo que ha permitido afianzar su oferta, contar con un mejor enfoque de mercado y evolucionar hacia las necesidades de una demanda cada día más exigente.
Se han realizado inversiones muy importantes en las bodegas, algunas cuentan con equipos de enoturismo muy bien preparados y, en general, podríamos afirmar que este turismo ha dejado de ser un reto para empezar a convertirse en un factor muy importante en su construcción de marca e incluso en la cuenta de resultados.
Las administraciones públicas y otras instituciones, como los Consejos Reguladores, también han impulsado planes para estimular este turismo y, como consecuencia, el sector ha experimentado una evolución muy positiva, tanto cuantitativa como cualitativamente. Contamos con más bodegas abiertas, mayor cohesión y cooperación en el sector y, en definitiva, destinos más atractivos y rutas más sólidas.
Como aspectos más negativos, podríamos hablar de los distintos niveles de desarrollo de las bodegas y también de destinos que difícilmente pueden replicar el éxito de regiones como Rioja, Ribera del Duero o Jerez que no cuentan con esa tradición y cultura, ni con bodegas, alojamientos o restaurantes suficientemente atractivos y preparados para conseguir posicionarse en los mercados.
Lo que es evidente, es que nos encontramos en un momento de oportunidad, de diversificar nuestro modelo turístico de país y podríamos dar un importante salto cualitativo si nuestras instituciones se comprometieran en mayor medida con el enoturismo y las bodegas realizaran también una apuesta más firme y profesional.
P. ¿Qué aspectos positivos destacaría del último estudio sobre la demanda turística publicado por Rutas de Vinos de Españahace unas semanas?
R. En general, estos estudios anuales nos confirman la una evolución positiva del sector. Por un lado, el Informe de Visitantes a bodegas y museos del vino nos indica que en los últimos diez años se ha experimentado un crecimiento anual superior a dos dígitos, y por otro, el informe que caracteriza la demanda, nos indica que el visitante pernocta en mayor medida en las rutas del vino y que no sólo las elige para escapadas de puente o fines de semana, sino que incluso se plantea viajar a ellas en sus vacaciones estivales. Esta cuestión nos ha sorprendido muy gratamente y cada vez nos encontramos con un mayor número de familias que visitan en verano las rutas del vino. También se está realizando un gasto más elevado en el destino, alcanzando un valor medio de 161,9€ / día, cuestión que nos confirma que el enoturista gasta mucho más que cualquier otro tipo de turista, y esto lo hace porque el producto claramente tiene un mayor valor que en otros destinos, con el beneficio del efecto económico tan importante que se produce en las zonas vitivinícolas.
P. Entre las conclusiones también hay recomendaciones de mejora, como el desarrollo de propuestas para llegar a un público más joven.
R. Sí, somos conscientes que el público más joven no es el más significativo todavía y en este sentido tenemos que continuar haciendo un esfuerzo todos los agentes implicados. En general podríamos decir que es una asignatura pendiente para todo el sector, no sólo para el enoturismo, pero en lo que a éste se refiere, tenemos la necesidad de crear actividades mucho más divertidas, más cercanas y entendibles, huyendo de tecnicismos, y proponer actividades centradas en la música, la naturaleza e incluso más sociales, en definitiva más acordes a los intereses de los más jóvenes.
P. No sabemos vendernos bien. Esta máxima habitual al hablar del vino español, ¿es aplicable a nuestro potencial enoturístico?
R. Sí, en cierto modo puede existir un cierto paralelismo. No en vano, no hace tanto que muchas bodegas no cobraban las visitas. Así, no sólo no estaban vendiendo, sino que estaban regalando su producto y lógicamente se producían tensiones dentro de la propia bodega porque no salían los números. Hemos de tener en cuenta que una bodega que abre sus puertas a los visitantes, debe contar con un equipo especializado que hable diversos idiomas y esté perfectamente formado, instalaciones adecuadas, excelentes vinos, limpieza, jardinería, etc. Afortunadamente, se está valorizando el producto, las bodegas son conscientes de que están ofreciendo una experiencia que tiene un gran valor para la demanda y se cobra un precio mucho más coherente. Los destinos también están mejor preparados, las empresas cooperan, se cuenta con numerosos atractivos y eventos y es indudable que se está valorizando el producto enoturístico, al igual que el vino. Teniendo la certeza de contar con un buen producto, cada día lo vendemos mejor.
P. Otra frase habitual: vista una bodega, vistas todas. ¿Tenemos o vendemos un producto demasiado homogéneo?
R. Si, la sensación general es esa, casi todas las bodegas han ofrecido una visita en la que se muestra el proceso de elaboración finalizando con la degustación de 1 o 2 vinos. Y lógicamente ha hecho que el turista no quiera visitar un mayor número ya que no quiere escuchar el mismo rollo. De hecho, el enoturista en España visita de media de 1,94 bodegas / viaje. Por tanto, en este aspecto tenemos un gran margen de crecimiento.
No obstante, las bodegas están haciendo un esfuerzo importante por diferenciar su propuesta, llevando al turista a viñedos singulares, encontrando elementos de autenticidad en su historia, invirtiendo en innovación, desarrollando nuevas experiencias y las propuestas turísticas también empiezan a diferenciarse, existiendo bodegas que generan un importante efecto llamada y provocándose el efecto deseado de «yo quiero vivir esa experiencia». Por ejemplo, es imposible ser un aficionado al mundo del vino y no querer viajar a Rioja y una vez allí, visitar el Barrio de la Estación y sus bodegas emblemáticas y, por ejemplo, descubrir los jardines, la sala de barricas y los vinazos de algunas bodegas como la vuestra.
P. Tuvo la oportunidad de disfrutar en primera persona de la última edición de La Cata del Barrio de la Estación. ¿Qué valoración realiza de la experiencia vivida?
R. Me parece un evento fascinante y muy bien organizado que ningún winelover puede perderse. Yo al menos repetiré. Tener la posibilidad de visitar en un mismo día 7 bodegas increíbles, que ya están preparadas habitualmente, pero que en los días del evento se preparan de un modo especial, conocer en cada una sus elementos singulares, degustar 14 vinazos y 7 platillos elaborados por cocineros con estrellas Michelin, un postre exquisito, etc…. El ambiente era formidable, las calles parecían una fiesta, la animación muy buena, los jardines de las bodegas estaban preciosos, el personal muy amable… Es un evento increíble.
P. ¿Qué nos falta para alcanzar el reconocimiento internacional de otros grandes epicentros enoturísticos como Napa Valley, la Toscana…?
R. ¿Quién nos dice que el Barrio de la Estación no sea uno de los mejores destinos enoturísticos del mundo? Yo pienso que Rioja tiene que seguir siendo Rioja, con sus particularidades, que son muchas, y entre ellas sus bodegas centenarias y por supuesto, este barrio único que, gracias a La Cata del Barrio de la Estación se está posicionando mejor aún. Es un barrio excepcional dentro de un gran destino vitivinícola que es Rioja y, a su vez, dentro un país turístico líder en el mundo como es España. Con carácter general tendemos a ensalzar otros destinos del mundo, pero cuanto más viajo y conozco lo que se hace fuera, más me gusta mi país y pienso que en enoturismo no tenemos nada que envidiar. Cada vez tenemos más turistas internacionales que vienen ex profeso a descubrir nuestras bodegas, procedentes de países muy lejanos. El crecimiento del mercado americano está siendo espectacular. Por tanto, estamos en el camino adecuado. Esto no significa que no tengamos que mejorar, tenemos mucho por hacer aún, necesitamos creérnoslo y apostar de verdad, institucional y empresarialmente, tener mayor cohesión y apostar por la excelencia en el servicio. Quizás sea un buen momento para subir los estándares de calidad y también para hacer una promoción mucho más orientada a los públicos que realmente estamos buscando.