Durante el último año, el sector vitivinícola ha sido uno de los eslabones de la industria de la alimentación y bebidas que se ha visto más afectado por la crisis de la covid-19, pues una parte muy importante del vino español se consume en los bares y restaurantes, que han estado cerrados o con severas restricciones. De igual manera, las exportaciones han experimentado un descenso por el menor consumo a nivel internacional. Además, desde marzo del año pasado la oferta de actividades turísticas vinculadas al vino ha sufrido un fuerte ajuste y se han perdido numerosas ventas como consecuencia de la caída de la demanda turística.
Cuando se recupere la actividad normal, habrá ganas de salir, de viajar y de vivir nuevas experiencias que nos acerquen a los territorios, a las actividades que se desarrollan en ellos y a las personas que las hacen posibles. En ese nuevo contexto, el enoturismo podrá retomar el camino de crecimiento que había iniciado en España acercando la cultura, la historia, los espacios y las técnicas de producción del vino a todos los interesados; y consiguiendo con ello elevar el valor percibido de la calidad de los vinos españoles y que su demanda se mantenga incluso cuando el visitante haya vuelto a su lugar de origen.
Raúl Compés y Gergely Szolnoki han identificado y analizado los aspectos relacionados con la sostenibilidad y la innovación de la actividad enoturística, tanto a nivel local como global creando la publicación Enoturismo sostenible e innovador. Modelos de éxito alrededor del mundo, donde han participado 36 autores de 15 países del mundo. Entre ellos, ha participado, Manuel Romero, Director de DINAMIZA.
En su primera parte, el libro aborda aspectos transversales del enoturismo como su gestión empresarial, las mejores prácticas para atender al visitante, los distintos modelos de negocio y el papel de los paisajes del vino, los museos, la cultura y la transferencia de conocimiento. En la segunda parte, la obra presenta algunas particularidades del enoturismo en España, que incluye el análisis de la oferta y demanda digital, el modelo de las «Rutas del vino de España», el papel de la arquitectura y los casos icónicos de Jerez y Rioja. A continuación, la publicación ofrece un extenso análisis de casos de éxito de enoturismo en territorios y denominaciones relevantes en todo el mundo, distinguiendo entre el nuevo y el viejo mundo. Esta singularización responde no solo a las disparidades geográficas sino también a la contribución especial de los principales países del nuevo mundo al desarrollo del enoturismo. Para cada país seleccionado se presentan datos sobre la magnitud del enoturismo, los impulsores de su desarrollo y estudios de casos innovadores y sostenibles.
Se trata de la publicación “más internacional de todas las que hemos publicado hasta ahora”, destaca Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, lo que ha motivado que se hagan dos ediciones, una en español y otra en inglés. Esta publicación pone de relieve, una vez más, la importancia e interés de la actividad vitivinícola en el sector agroalimentario español, por su condición de dinamizador y vertebrador del territorio, ya que aglutina más de 900.000 hectáreas de superficie de cultivo en España, gestionadas a través de más de 560.000 explotaciones agrarias y más de 4.300 bodegas.
García Torrente recuerda la trayectoria milenaria de la actividad vitivinícola, que ha supuesto la generación de un rico patrimonio cultural, arquitectónico y paisajístico que ha perdurado, en muchos casos, hasta nuestros días. Todo ello, unido al vínculo existente entre el consumo de vino y determinadas celebraciones sociales, ha servido para dar forma e impulsar el binomio vino y turismo, que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Con el horizonte puesto en el escenario postcovid-19, es una actividad con un enorme potencial de desarrollo tanto para las empresas vitivinícolas como para los territorios en los que se encuentran, gracias a los avances procedentes de las nuevas tecnologías de la comunicación y herramientas como la digitalización, que continuarán siendo fundamentales cuando se recupere la normalidad definitivamente.
En ese sentido, los coordinadores de la obra, Raúl Compés y Gergely Szolnoki, señalan que la publicación recoge “el impacto de la crisis de la covid-19”, pero se centra en abrir “nuevos caminos al enoturismo” desde dos puntos de vista: la sostenibilidad y la innovación. Esto se traduce en múltiples iniciativas que van muy de la mano del enoturismo, como la producción creciente de vinos ecológicos, así como al auge de proyectos que mitigan las consecuencias del cambio climático, ponen en valor el viñedo y promueven la eficiencia energética. A su juicio, el enoturismo sirve como escaparate de los procesos de producción y otras actividades diversas de las bodegas, lo que incentiva a los productores a mejorar continuamente sus procesos para cumplir con las expectativas de sostenibilidad.
Además, Compés y Szolnoki recalcan la importancia de las acciones de promoción y marketing, así como las sinergias entre empresas e instituciones para impulsar conjuntamente actividades y políticas públicas y privadas que “pueden contribuir a una mejora generalizada de las diferentes regiones vinícolas”, en beneficio de las bodegas y de su territorio.
Puede descargarse la publicación en el siguiente enlace
Durante el último año, el sector vitivinícola ha sido uno de los eslabones de la industria de la alimentación y bebidas que se ha visto más afectado por la crisis de la covid-19, pues una parte muy importante del vino español se consume en los bares y restaurantes, que han estado cerrados o con severas restricciones. De igual manera, las exportaciones han experimentado un descenso por el menor consumo a nivel internacional. Además, desde marzo del año pasado la oferta de actividades turísticas vinculadas al vino ha sufrido un fuerte ajuste y se han perdido numerosas ventas como consecuencia de la caída de la demanda turística.
Cuando se recupere la actividad normal, habrá ganas de salir, de viajar y de vivir nuevas experiencias que nos acerquen a los territorios, a las actividades que se desarrollan en ellos y a las personas que las hacen posibles. En ese nuevo contexto, el enoturismo podrá retomar el camino de crecimiento que había iniciado en España acercando la cultura, la historia, los espacios y las técnicas de producción del vino a todos los interesados; y consiguiendo con ello elevar el valor percibido de la calidad de los vinos españoles y que su demanda se mantenga incluso cuando el visitante haya vuelto a su lugar de origen.
Raúl Compés y Gergely Szolnoki han identificado y analizado los aspectos relacionados con la sostenibilidad y la innovación de la actividad enoturística, tanto a nivel local como global creando la publicación Enoturismo sostenible e innovador. Modelos de éxito alrededor del mundo, donde han participado 36 autores de 15 países del mundo. Entre ellos, ha participado, Manuel Romero, Director de DINAMIZA.
En su primera parte, el libro aborda aspectos transversales del enoturismo como su gestión empresarial, las mejores prácticas para atender al visitante, los distintos modelos de negocio y el papel de los paisajes del vino, los museos, la cultura y la transferencia de conocimiento. En la segunda parte, la obra presenta algunas particularidades del enoturismo en España, que incluye el análisis de la oferta y demanda digital, el modelo de las «Rutas del vino de España», el papel de la arquitectura y los casos icónicos de Jerez y Rioja. A continuación, la publicación ofrece un extenso análisis de casos de éxito de enoturismo en territorios y denominaciones relevantes en todo el mundo, distinguiendo entre el nuevo y el viejo mundo. Esta singularización responde no solo a las disparidades geográficas sino también a la contribución especial de los principales países del nuevo mundo al desarrollo del enoturismo. Para cada país seleccionado se presentan datos sobre la magnitud del enoturismo, los impulsores de su desarrollo y estudios de casos innovadores y sostenibles.
Se trata de la publicación “más internacional de todas las que hemos publicado hasta ahora”, destaca Roberto García Torrente, director de Innovación Agroalimentaria de Cajamar, lo que ha motivado que se hagan dos ediciones, una en español y otra en inglés. Esta publicación pone de relieve, una vez más, la importancia e interés de la actividad vitivinícola en el sector agroalimentario español, por su condición de dinamizador y vertebrador del territorio, ya que aglutina más de 900.000 hectáreas de superficie de cultivo en España, gestionadas a través de más de 560.000 explotaciones agrarias y más de 4.300 bodegas.
García Torrente recuerda la trayectoria milenaria de la actividad vitivinícola, que ha supuesto la generación de un rico patrimonio cultural, arquitectónico y paisajístico que ha perdurado, en muchos casos, hasta nuestros días. Todo ello, unido al vínculo existente entre el consumo de vino y determinadas celebraciones sociales, ha servido para dar forma e impulsar el binomio vino y turismo, que ha ido creciendo con el paso del tiempo. Con el horizonte puesto en el escenario postcovid-19, es una actividad con un enorme potencial de desarrollo tanto para las empresas vitivinícolas como para los territorios en los que se encuentran, gracias a los avances procedentes de las nuevas tecnologías de la comunicación y herramientas como la digitalización, que continuarán siendo fundamentales cuando se recupere la normalidad definitivamente.
En ese sentido, los coordinadores de la obra, Raúl Compés y Gergely Szolnoki, señalan que la publicación recoge “el impacto de la crisis de la covid-19”, pero se centra en abrir “nuevos caminos al enoturismo” desde dos puntos de vista: la sostenibilidad y la innovación. Esto se traduce en múltiples iniciativas que van muy de la mano del enoturismo, como la producción creciente de vinos ecológicos, así como al auge de proyectos que mitigan las consecuencias del cambio climático, ponen en valor el viñedo y promueven la eficiencia energética. A su juicio, el enoturismo sirve como escaparate de los procesos de producción y otras actividades diversas de las bodegas, lo que incentiva a los productores a mejorar continuamente sus procesos para cumplir con las expectativas de sostenibilidad.
Además, Compés y Szolnoki recalcan la importancia de las acciones de promoción y marketing, así como las sinergias entre empresas e instituciones para impulsar conjuntamente actividades y políticas públicas y privadas que “pueden contribuir a una mejora generalizada de las diferentes regiones vinícolas”, en beneficio de las bodegas y de su territorio.
Puede descargarse la publicación en el siguiente enlace