22 diciembre, 2009

Estamos empezando en esto del enoturismo

Manuel Romero.

Como empresa, tras tres años de presencia en el mercado trabajando en numerosos proyectos de enoturismo, podemos afirmar que estamos empezando.

Y es que está todo por hacer.

En primer lugar, podemos afirmar que nosotros mismos tenemos todo por hacer. Trabajar con más de una veintena de denominaciones de origen y de destinos enoturísticos y recorrer más 4oo bodegas no ha hecho más que permitirnos aprender muchísimo y despertar nuestra imaginación. Hemos probado ideas, algunas que funcionan y otras que no. Ahora es un buen momento de ordenar muchas de estas ideas y convertirlas en conocimiento, al menos en nuestro conocimiento, aunque a través de este blog y acciones formativas vamos a compartirlo.  Durante este 2009 que cerramos ya presentamos algunas ideas ordenadas en nuestra propuesta de formación especializada en materia de enoturismo. Y para ser un año complicado, tuvieron muy buena respuesta. El próximo año lanzaremos los Laboratorios Experienciales de Enoturismo, una nueva propuesta que une transmitir conocimientos (formación) , aplicarlos (práctica) y probarlos (experiencia). Con ello, a buen seguro, no haremos más que seguir reflexionando, investigando y organizando muchas de las ideas (acertadas o no) que rondan por nuestra cabeza.

Si se nos permite también, a nivel general, los destinos, las bodegas en general y el sector turístico vinculado al enoturismo, también están empezando. El otro día, comentábamos en otro post, que nos parecía que  El Fabulista llevaba toda la vida. ¡Y que va! Ni mucho menos. Sólo 10 años. ¿Qué ha pasado en  el enoturismo en España en estos años?

Podríamos decir que ha surgido una iniciativa, la de Rutas del Vino de España, que ha irrumpido con fuerza (aunque  tiene ya 9 años de vida) y ha sabido conseguir adeptos en las mejores zonas vitivinícolas españolas. Son escasos los territorios que no quieren unirse a este Club de Producto. Y es que el proyecto se plantea como una herramienta de desarrollo territorial en la que tienen cabida todos los agentes de los territorios para crear un producto turístico de calidad. Aunque el modelo es muy bueno, aún queda mucho por trabajar en cada territorio. Si existe un problema generalizado, éste es el de la financiación. Nos falta hacerle ver al sector privado, que tiene que apostar en mayor medida y que tiene que aportar más recursos para hacer viable estas iniciativas a corto, medio y largo plazo. Las propias Administraciones Públicas e instituciones también han de mejorar su coordinación y fomentar sinergias.  Y por supuesto, que tras estos años de trabajo, es momento de analizar aciertos y errores y buscar nuevas vías sobre todo de promoción y comercialización mucho más efectivas, alejadas de las habituales del sector turístico y más cercanas al mundo enológico.

Y el sector privado, sobre todo adolece de convencimiento y de formación, especialmente las bodegas. Tras la década de los 90 en la que eran pocas las convencidas de la actividad enoturística, las bodegas turísticas ofrecían sobre todo visitas y de forma gratuita. En esta década han abierto muchas más, movidas por el “culo veo, culo quiero” (que comenta nuestro amigo Eduardo Serrano), que convencidas de que es una vía para consolidar su imagen, generar una actividad complementaria o entrar en contacto con el público. No han faltado arquitectos de gran prestigio, edificios que conmueven incluso a la filoxera, pero no todo es el ladrillo, no todo es el continente. Aún faltan proyectos con “alma”, con carácter y con identidad propia que se enfoquen en mayor medida al cliente y a su disfrute en la bodega.  Y esto lo hacen las personas, los propios bodegueros y gestores enoturísticos, con la intuición y la capacitación adecuada. Todos los que hemos visitado unas cuantas bodegas, hemos visto algunas con “alma” y otras muchas en las que no se nos ha transmitido nada, ni cultura del vino, ni pasión por este maravilloso producto ni todo lo que éste esconde.  Nos hemos divertido, pero en algunas también hemos sufrido. Lejos de mostrar nuestra admiración por el “hard”, también hemos visto que el “soft” efectúa operaciones no válidas en materia de enoturismo a unos precios de locura.  Muchos de los grandes proyectos enoturísticos de este país, están a la venta. Y es que resulta difícil llenar un hotel de 5 estrellas. Si lo es en muchas ciudades, mucho más en las zonas rurales. Hay que invertir con criterio, en actividades con retorno asequible y con bajos costes de estructura, e ir paso a paso, definiendo una estrategia que tenga encaje con la filosofía de bodega.  En un mercado emergente y en rápido crecimiento no vale todo. Hay que estudiar la viabilidad de cada proyecto de manera realista y trazar un camino acorde a tu realidad y posibilidades. Como en casi todas las cosas de esta vida.

También nos falta trabajar en red, de forma cooperativa, asociándonos con nuestro vecino de enfrente, que no es nuestro competidor sino nuestro aliado. Y orientar en mayor medida los productos turísticos al cliente que es el que, al final, acaba pagando siempre la factura.

Por todas estas razones seguimos pensando que hoy como ayer estamos empezando.

¿y tú qué opinas? …

22 diciembre, 2009

Estamos empezando en esto del enoturismo

Manuel Romero.

Como empresa, tras tres años de presencia en el mercado trabajando en numerosos proyectos de enoturismo, podemos afirmar que estamos empezando.

Y es que está todo por hacer.

En primer lugar, podemos afirmar que nosotros mismos tenemos todo por hacer. Trabajar con más de una veintena de denominaciones de origen y de destinos enoturísticos y recorrer más 4oo bodegas no ha hecho más que permitirnos aprender muchísimo y despertar nuestra imaginación. Hemos probado ideas, algunas que funcionan y otras que no. Ahora es un buen momento de ordenar muchas de estas ideas y convertirlas en conocimiento, al menos en nuestro conocimiento, aunque a través de este blog y acciones formativas vamos a compartirlo.  Durante este 2009 que cerramos ya presentamos algunas ideas ordenadas en nuestra propuesta de formación especializada en materia de enoturismo. Y para ser un año complicado, tuvieron muy buena respuesta. El próximo año lanzaremos los Laboratorios Experienciales de Enoturismo, una nueva propuesta que une transmitir conocimientos (formación) , aplicarlos (práctica) y probarlos (experiencia). Con ello, a buen seguro, no haremos más que seguir reflexionando, investigando y organizando muchas de las ideas (acertadas o no) que rondan por nuestra cabeza.

Si se nos permite también, a nivel general, los destinos, las bodegas en general y el sector turístico vinculado al enoturismo, también están empezando. El otro día, comentábamos en otro post, que nos parecía que  El Fabulista llevaba toda la vida. ¡Y que va! Ni mucho menos. Sólo 10 años. ¿Qué ha pasado en  el enoturismo en España en estos años?

Podríamos decir que ha surgido una iniciativa, la de Rutas del Vino de España, que ha irrumpido con fuerza (aunque  tiene ya 9 años de vida) y ha sabido conseguir adeptos en las mejores zonas vitivinícolas españolas. Son escasos los territorios que no quieren unirse a este Club de Producto. Y es que el proyecto se plantea como una herramienta de desarrollo territorial en la que tienen cabida todos los agentes de los territorios para crear un producto turístico de calidad. Aunque el modelo es muy bueno, aún queda mucho por trabajar en cada territorio. Si existe un problema generalizado, éste es el de la financiación. Nos falta hacerle ver al sector privado, que tiene que apostar en mayor medida y que tiene que aportar más recursos para hacer viable estas iniciativas a corto, medio y largo plazo. Las propias Administraciones Públicas e instituciones también han de mejorar su coordinación y fomentar sinergias.  Y por supuesto, que tras estos años de trabajo, es momento de analizar aciertos y errores y buscar nuevas vías sobre todo de promoción y comercialización mucho más efectivas, alejadas de las habituales del sector turístico y más cercanas al mundo enológico.

Y el sector privado, sobre todo adolece de convencimiento y de formación, especialmente las bodegas. Tras la década de los 90 en la que eran pocas las convencidas de la actividad enoturística, las bodegas turísticas ofrecían sobre todo visitas y de forma gratuita. En esta década han abierto muchas más, movidas por el “culo veo, culo quiero” (que comenta nuestro amigo Eduardo Serrano), que convencidas de que es una vía para consolidar su imagen, generar una actividad complementaria o entrar en contacto con el público. No han faltado arquitectos de gran prestigio, edificios que conmueven incluso a la filoxera, pero no todo es el ladrillo, no todo es el continente. Aún faltan proyectos con “alma”, con carácter y con identidad propia que se enfoquen en mayor medida al cliente y a su disfrute en la bodega.  Y esto lo hacen las personas, los propios bodegueros y gestores enoturísticos, con la intuición y la capacitación adecuada. Todos los que hemos visitado unas cuantas bodegas, hemos visto algunas con “alma” y otras muchas en las que no se nos ha transmitido nada, ni cultura del vino, ni pasión por este maravilloso producto ni todo lo que éste esconde.  Nos hemos divertido, pero en algunas también hemos sufrido. Lejos de mostrar nuestra admiración por el “hard”, también hemos visto que el “soft” efectúa operaciones no válidas en materia de enoturismo a unos precios de locura.  Muchos de los grandes proyectos enoturísticos de este país, están a la venta. Y es que resulta difícil llenar un hotel de 5 estrellas. Si lo es en muchas ciudades, mucho más en las zonas rurales. Hay que invertir con criterio, en actividades con retorno asequible y con bajos costes de estructura, e ir paso a paso, definiendo una estrategia que tenga encaje con la filosofía de bodega.  En un mercado emergente y en rápido crecimiento no vale todo. Hay que estudiar la viabilidad de cada proyecto de manera realista y trazar un camino acorde a tu realidad y posibilidades. Como en casi todas las cosas de esta vida.

También nos falta trabajar en red, de forma cooperativa, asociándonos con nuestro vecino de enfrente, que no es nuestro competidor sino nuestro aliado. Y orientar en mayor medida los productos turísticos al cliente que es el que, al final, acaba pagando siempre la factura.

Por todas estas razones seguimos pensando que hoy como ayer estamos empezando.

¿y tú qué opinas? …