26 septiembre, 2010

El enoturismo no es cosa de ricos

Recuerdo cuando daba mis primeros pasos en el mundo del enoturismo . El discurso de muchos de los colegas de profesión  dejaba boquiabiertos a bodegueros, empresarios turístico y  responsables institucionales  haciéndoles ver que los turistas del vino, venían a las zonas vitivinícolas, en helicóptero o limusina, no se sabía muy bien de dónde, pero venían a todo lo grande, comprando cantidades ingentes de vino en cada bodega, pegándose homenajes gastronómicos, pernoctando en lugares exclusivos, etc….  Estimaban que durante su viaje se gastaban 6.000 -8.000 euros aproximadamente, de los cuales más de 2.000 correspondía a comparas de vino.

Cuando uno escuchaba estas cosas,  miraba a su alrededor, en su círculo de gente, incluso buscabas círculos más lejanos, y no veías por ningún lado personas dispuestas a gastarse estas cantidades de dinero en tan poco tiempo.

Y yo pensaba, “si a mi me gusta el vino, las bodegas, los paisajes vitivinícolas, la gastronomía … jolín, ¿¿no voy a poder disfrutar nunca de este producto???”.

Vimos habitaciones a 400€ (y el hotel lleno, o eso al menos nos decían) y muchos otros productos turísticos que no valían lo que costaban. Sin embargo, nos estiramos un poco (evidentemente no hasta esos niveles) y pudimos hacer enoturismo, escaparnos algún puente, con un gasto alto para nuestro bolsillo, pero mucho más bajo de las cifras mencionadas anteriormente.

Han tenido que pasar varios años, para que todos nos pongamos en nuestro sitio. Aunque sabíamos que es perfil del turista correspondía más bien a segmentos medio ó medio-alto, ya tenemos datos que nos caracterizan al enoturista y nos presentan la importancia del turismo del vino en España. Sabemos que este tipo de turista se gasta unos 130 € / dia de media cuando va a las rutas del vino (Aunque existen muchas variaciones entre unas zonas y otras), lo cual no está nada mal. Se gasta un 30% más que el turista medio de nuestro país y este es un dato nada desdeñable.

Sin embargo, me sigo encontrando con muchos empresarios que me temo que no están apuntando bien cuando crean su producto: hoteles, con habitaciones que no bajan de los 120 €/noche. Hoteles que no es que no se llenen, sino que la mayor parte de los días están vacíos. Y lo que es peor, con proyectos hoteleros cuya estimación de precio de venta medio supera estas cantidades. Y además cuentan con tener unos niveles de ocupación interesantes. Y estos productos tienen demanda, pero muy escasa. Tan escasa que hacen el proyecto inviable. Ahora es una pena ver hoteles sin terminar, otros terminados que no encuentran gestores, etc..

También me encuentro con muchas bodegas que solo quieren que les visiten ricos, entusiastas del vino y que les compren varias cajas.   Otros públicos no son deseados.

Me pregunto ¿Nadie quiere a la clase media para sus negocios? ¿Todo el mundo busca ricos?

Debemos crear productos para los ricos, pero sobre todo para los menos ricos, que son segmentos más masivos. Los enoturistas somos nosotros, tú, yo, personas que trabajan y que queremos escaparnos de vez en cuando a desconectar y disfrutar del vino en toda su extensión. Empresas que organizan una convención en un entorno vitivinícola, incentivos, … No nos subamos a la parra. Ya sé que decir esto tiene menos glamour, peor venta, pero corresponde a la realidad ¿o no lo veis así?

26 septiembre, 2010

El enoturismo no es cosa de ricos

Recuerdo cuando daba mis primeros pasos en el mundo del enoturismo . El discurso de muchos de los colegas de profesión  dejaba boquiabiertos a bodegueros, empresarios turístico y  responsables institucionales  haciéndoles ver que los turistas del vino, venían a las zonas vitivinícolas, en helicóptero o limusina, no se sabía muy bien de dónde, pero venían a todo lo grande, comprando cantidades ingentes de vino en cada bodega, pegándose homenajes gastronómicos, pernoctando en lugares exclusivos, etc….  Estimaban que durante su viaje se gastaban 6.000 -8.000 euros aproximadamente, de los cuales más de 2.000 correspondía a comparas de vino.

Cuando uno escuchaba estas cosas,  miraba a su alrededor, en su círculo de gente, incluso buscabas círculos más lejanos, y no veías por ningún lado personas dispuestas a gastarse estas cantidades de dinero en tan poco tiempo.

Y yo pensaba, “si a mi me gusta el vino, las bodegas, los paisajes vitivinícolas, la gastronomía … jolín, ¿¿no voy a poder disfrutar nunca de este producto???”.

Vimos habitaciones a 400€ (y el hotel lleno, o eso al menos nos decían) y muchos otros productos turísticos que no valían lo que costaban. Sin embargo, nos estiramos un poco (evidentemente no hasta esos niveles) y pudimos hacer enoturismo, escaparnos algún puente, con un gasto alto para nuestro bolsillo, pero mucho más bajo de las cifras mencionadas anteriormente.

Han tenido que pasar varios años, para que todos nos pongamos en nuestro sitio. Aunque sabíamos que es perfil del turista correspondía más bien a segmentos medio ó medio-alto, ya tenemos datos que nos caracterizan al enoturista y nos presentan la importancia del turismo del vino en España. Sabemos que este tipo de turista se gasta unos 130 € / dia de media cuando va a las rutas del vino (Aunque existen muchas variaciones entre unas zonas y otras), lo cual no está nada mal. Se gasta un 30% más que el turista medio de nuestro país y este es un dato nada desdeñable.

Sin embargo, me sigo encontrando con muchos empresarios que me temo que no están apuntando bien cuando crean su producto: hoteles, con habitaciones que no bajan de los 120 €/noche. Hoteles que no es que no se llenen, sino que la mayor parte de los días están vacíos. Y lo que es peor, con proyectos hoteleros cuya estimación de precio de venta medio supera estas cantidades. Y además cuentan con tener unos niveles de ocupación interesantes. Y estos productos tienen demanda, pero muy escasa. Tan escasa que hacen el proyecto inviable. Ahora es una pena ver hoteles sin terminar, otros terminados que no encuentran gestores, etc..

También me encuentro con muchas bodegas que solo quieren que les visiten ricos, entusiastas del vino y que les compren varias cajas.   Otros públicos no son deseados.

Me pregunto ¿Nadie quiere a la clase media para sus negocios? ¿Todo el mundo busca ricos?

Debemos crear productos para los ricos, pero sobre todo para los menos ricos, que son segmentos más masivos. Los enoturistas somos nosotros, tú, yo, personas que trabajan y que queremos escaparnos de vez en cuando a desconectar y disfrutar del vino en toda su extensión. Empresas que organizan una convención en un entorno vitivinícola, incentivos, … No nos subamos a la parra. Ya sé que decir esto tiene menos glamour, peor venta, pero corresponde a la realidad ¿o no lo veis así?