2 noviembre, 2012

El «enoturismo inverso» no existe

Llevamos un tiempo escuchando el término “Enoturismo Inverso” como un nuevo concepto acuñado para describir las actividades de cata, degustaciones, presentaciones, cenas maridadas y otras actividades realizadas en determinados espacios de algunas grandes ciudades para dar a conocer bodegas, vinos, …

Con todos los respetos hacia sus autores, debemos aplaudir su iniciativa, por su contribución a difundir la cultura del vino, su carácter innovador para propiciar eventos en las ciudades en torno al vino y la gastronomía y su capacidad para conectar a algunas empresas con  el gran público, al que a buen seguro la propuesta le resultará más que atractiva, ya que los que nos movemos en este mundillo del vino, sabemos que el vino termina atrapándote.

Pero al pan pan y al vino vino, nunca mejor dicho: a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y los profesionales del turismo no podemos admitir el término “Enoturismo Inverso”.  Básicamente porque incluye la palabra turismo, lo cual implica viajar y pernoctar en  un destino, y vivir en primera persona la esencia del  territorio vitivinícola (vinos, paisajes, gastronomía, oficios, …). En definitiva implica ir al lugar de origen del producto. A la Denominación de Origen o zona vitivinícola, donde sabemos que existen miles de opciones de  disfrute más allá de una experiencia en una sala o lugar de eventos.

Grupo visitando un viñedo en la Ribera del Duero

Y esto es precisamente lo que valoramos cada vez más las personas: una vuelta a lo esencial, a la naturaleza, al pueblo, viajar o escaparnos a los lugares donde se produce el milagro,  aprender las tareas tradicionales del campo o de la bodega, disfrutar de la naturaleza y sus paisajes, coger productos de la tierra y probar su verdadero sabor,  degustar los platos de toda la vida, revivir los quehaceres de tiempos pasados, comprar esos quesos, vinos y otros productos que no encontramos en la ciudad … en definitiva redescubrir la verdadera  calidad y autenticidad.

Por tanto, desde nuestro punto de vista, sólo existe un concepto de enoturismo: el que nos lleva a las rutas del vino, a descubrir territorios, la naturaleza y el patrimonio de los pueblos vitivinícolas, paisajes, utilizando el vino como el principal argumento de nuestro viaje y estancia, el que nos permite conocer gentes, participar en fiestas y eventos del mundo del vino.  Aprovecho también la entrada para recordar que el próximo 11 de noviembre se celebra el Dia Europeo del Enoturismo y son múltiples las propuestas que se están preparando desde los pueblos y ciudades del vino y que a buen seguro no van a defraudar a nadie.

Así que, tanto en el Día Europeo del Enoturismo como en cualquier otro momento,  no olvidéis viajar a las zonas vitivinícolas, verdadero epicentro del turismo del vino. Nosotros al menos lo vemos así. ¿Cómo lo ves tú?

 

 

2 noviembre, 2012

El «enoturismo inverso» no existe

Llevamos un tiempo escuchando el término “Enoturismo Inverso” como un nuevo concepto acuñado para describir las actividades de cata, degustaciones, presentaciones, cenas maridadas y otras actividades realizadas en determinados espacios de algunas grandes ciudades para dar a conocer bodegas, vinos, …

Con todos los respetos hacia sus autores, debemos aplaudir su iniciativa, por su contribución a difundir la cultura del vino, su carácter innovador para propiciar eventos en las ciudades en torno al vino y la gastronomía y su capacidad para conectar a algunas empresas con  el gran público, al que a buen seguro la propuesta le resultará más que atractiva, ya que los que nos movemos en este mundillo del vino, sabemos que el vino termina atrapándote.

Pero al pan pan y al vino vino, nunca mejor dicho: a las cosas hay que llamarlas por su nombre, y los profesionales del turismo no podemos admitir el término “Enoturismo Inverso”.  Básicamente porque incluye la palabra turismo, lo cual implica viajar y pernoctar en  un destino, y vivir en primera persona la esencia del  territorio vitivinícola (vinos, paisajes, gastronomía, oficios, …). En definitiva implica ir al lugar de origen del producto. A la Denominación de Origen o zona vitivinícola, donde sabemos que existen miles de opciones de  disfrute más allá de una experiencia en una sala o lugar de eventos.

Grupo visitando un viñedo en la Ribera del Duero

Y esto es precisamente lo que valoramos cada vez más las personas: una vuelta a lo esencial, a la naturaleza, al pueblo, viajar o escaparnos a los lugares donde se produce el milagro,  aprender las tareas tradicionales del campo o de la bodega, disfrutar de la naturaleza y sus paisajes, coger productos de la tierra y probar su verdadero sabor,  degustar los platos de toda la vida, revivir los quehaceres de tiempos pasados, comprar esos quesos, vinos y otros productos que no encontramos en la ciudad … en definitiva redescubrir la verdadera  calidad y autenticidad.

Por tanto, desde nuestro punto de vista, sólo existe un concepto de enoturismo: el que nos lleva a las rutas del vino, a descubrir territorios, la naturaleza y el patrimonio de los pueblos vitivinícolas, paisajes, utilizando el vino como el principal argumento de nuestro viaje y estancia, el que nos permite conocer gentes, participar en fiestas y eventos del mundo del vino.  Aprovecho también la entrada para recordar que el próximo 11 de noviembre se celebra el Dia Europeo del Enoturismo y son múltiples las propuestas que se están preparando desde los pueblos y ciudades del vino y que a buen seguro no van a defraudar a nadie.

Así que, tanto en el Día Europeo del Enoturismo como en cualquier otro momento,  no olvidéis viajar a las zonas vitivinícolas, verdadero epicentro del turismo del vino. Nosotros al menos lo vemos así. ¿Cómo lo ves tú?